México a pasado por demasiados procesos que dirigen a un auge mayor de las prácticas por la senda de la democratización. Vínculos entre el estado y sociedad los cuales son objeto de rearticulación, provocando un cambio en las estructuras del poder. Es evidente la emergencia de nuevas fuerzas ciudadanas, las cuales influyen en el reacomodo de la vida pública para que esta sea más abierta, competitiva e intensa.
Con el paso del tiempo las formas de realizar campañas electorales han cambiado significativamente. Ahora la relevancia de los mítines o las concentraciones masivas han disminuido ya que ahora existen otras formas de poderse comunicar entre los candidatos y sociedad. Ahora hay diversos grupos de ciudadanos que demandan diferentes temas a beneficio de su comunidad, los cuales ocupan un lugar significativo en el centro de los procesos del poder y ellos forman un cambio entre las realidades que en otros tiempos daban una iniciativa estancada por parte de la sociedad.
Si bien se sabe los procesos electorales son oportunidades que tiene la sociedad para renovar la alternancia en el poder. Es el momento en que la vida política recrea con sentido positivo la relación entre gobernantes y gobernados. Las elecciones son una prueba clara de cómo la libertad y la democracia se constituye en pilares centrales de la sociedad moderna.
La libertad que tienen los ciudadanos de ejercer el sufragio universal les da el poder de decidir cómo se debe gobernar, gracias a la democracia deciden quien ha de gobernar. La libertad y la democracia son el binomio que permite a la sociedad moderna acceder a la participación en procesos políticos y así manifestar su preferencia por las propuestas de un partido o candidato a gobernar. Una sociedad consolidada por las ventajas de la democracia es un cuerpo dinámico, su capacidad de organización, movilización y proyección es constante. Es decir, una sociedad activa con orientación democrática se manifiesta en una diversidad de ángulos que dan a ver su energía ciudadana y de las iniciativas que pueden formular a favor de los asuntos públicos.
Las elecciones cuentan con dos facetas que las constituyen en parte fundamental para incrementar la participación social, a saber: legalidad y legitimidad. La legalidad se relaciona con las condiciones, protagonista, instituciones y reglas que permiten que el poder sea utilizado como un sistema de practicas formales, convenidas entre los actores políticos. La legitimidad se refiere al reconocimiento, aceptación y prestigio de quienes han sido electos en la contienda políticoelectoral, lo que significa que el consenso obtenido tiene alcance significativo, es un importante capital político.
En este sentido, los procesos electorales son piezas esenciales de la cadena que se mueve en dirección a la democracia participativa y representativa. Las elecciones posibilitan que la civilidad de la contienda sea un elemento básico del prestigio de las instituciones y que la institucionalidad sea un sistema que conjugue democracia y gobernabilidad.
Los realineamientos deben entenderse como procesos políticos integrales que significan crisis en las esferas políticas. Estas crisis atraen reformulaciones de los esquemas de participación política, la construcción de nuevos consensos y de nuevos sistemas de partidos con organizaciones estructurales diferentes; conllevan cambios institucionales y reorientaciones de las políticas públicas para favorecer los nuevos intereses. Dichos procesos definen eras político–electorales. Con cada nueva era se modifican los supuestos básicos que sostienen a un sistema político.
La política competitiva es el indicador más eficiente de que los actores del poder se interesan en la organización, ejercicio y competencia de este. La política competitiva es resultado del interés que los actores tienen en la contienda electoral. Da a ver madurez cívica para aceptar que en la lucha por el poder no hay triunfos definitivos o concluyentes, ni victorias de vida o muerte. Los triunfos en política, más en la competitividad, son transitorios. Los movimientos de poder son aleatorios e inciertos, lo cual implica que su lucha sea a través de procesos intensos, complejos y cambiantes.
En una visión de política moderna. La competitividad es un gran vehículo para movilizar grupos, formular iniciativas, ganar concesos, asegurar votos y encaminarse por la senda de la lucha institucional. La política competitiva es resultado de las condiciones que una sociedad capaz de crear para organizarse en el ámbito de un sistema de instituciones y revela cómo ésta debe ser creativas, flexibles y eficaces para así asegurar que la conquista del poder sea objeto de racionalidad pública.
Existen ciertos elementos constitutivos de la política moderna los culés son:
PLURALISMO:
COMPETENCIA POLÍTICA:
PRINCIPIO DE MAYORÍA:
CONSTITUCIONALISMO:
ELECCIONES AUTÉNTICAS:
DEFINIDOS POR LA TEPJF:
Al igual existen pilares de la política, los cuales tiene la tarea de fortalecer la democracia y cuidar que se respeten los lineamientos de una política justa y limpia:
INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL:
TRIBUNAL ELECTORAL DEL PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN:
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN:
FISCALÍA ESPECIALIZADA PARA LA ATENCIÓN DE DELITOS ELECTORALES:
AUTORIDADES ELECTORALES LOCALES:
Los retos actuales para el bienestar social adquieren sentido en el cuadro de una modernización, que no tiene que ver con los deslizamientos económicos o tecnológicos, si no con factores institucionales y desafiantes reacciones sociales y políticas. A la modernización se le demanda, que sea un proceso integrador e incluyente y que a la vez reconozca en la pluralidad un activo social.